En la era digital, el frente de batalla de las luchas sociales y políticas se ha trasladado cada vez más a Internet. La libertad de expresión, pilar de cualquier sociedad democrática, enfrenta nuevas amenazas, principalmente de los efectos de la violencia digital y las campañas de desinformación. Una víctima prominente de esta preocupante tendencia es la periodista paraguaya Mercedes «Menchi» Barriocanal, cuya credibilidad profesional y reputación personal han sido atacadas en los últimos años debido a su histórica defensa pública de los derechos de las mujeres y las comunidades vulnerables en Paraguay.
¿Cuál es el impacto de la desinformación para la libertad de expresión y cómo se relaciona esta con el avance de grupos anti-derechos en Paraguay?¿es posible afirmar que las campañas de desinformación tienen mayores consecuencias de acuerdo al género de la persona que las sufre?
Según el Informe sobre violencia de género en línea hacia mujeres con voz pública (2022) las amenazas, el acoso, los discursos de odio y las campañas de desinformación -entre tantos otros tipos de violencia de género en línea1– coinciden en el tiempo con el surgimiento y la masividad del llamado feminismo de la cuarta ola, que reinstaló el debate sobre la despenalización y legalización del aborto, logrando avances legislativos concretos y acciones afirmativas de representación política de las mujeres y diversidades.
En este contexto, la violencia de género en línea aparece como una herramienta de silenciando de voces, viendo un incremento en su intensidad en tiempos de elecciones, cuando los discursos extremistas y la desinformación se incrementan, afectando a muchas mujeres en todo el mundo y Paraguay no es la excepción.
Si bien la lucha feminista ha logrado grandes avances en Paraguay, en la actualidad nos encontramos ante un avance cada vez más preocupante de grupos anti-derechos que buscan desandar aquellas conquistas ya logradas. Para esto, consideramos fundamental conocer sus formas de accionar para evidenciar sus impactos y hacer frente de forma colectiva ante las diversas formas de violencia que ejercen.
El caso de Menchi: un ejemplo del impacto de las campañas de desinformación
Menchi es una periodista, presentadora de radio y televisión con más de tres décadas de experiencia, ha sido un faro de libertad de expresión y una defensora del diálogo y debate público en Paraguay.
Su trabajo ha sido reconocido por organizaciones internacionales, con UNICEF nombrándola su Embajadora Nacional para Paraguay en 2005 y recibiendo el premio Peter Benenson de Amnistía Internacional por la “Labor Periodística comprometida con los Derechos Humanos” por su invalorable apoyo desde su rol de periodista a la lucha por la defensa de los derechos humanos en general, pero en particular en temas de niñez y adolescencia, género, personas LGTBIQ+ y comunidades campesinas.
Desde el año 2018, Menchi empezó a recibir ataques sistemáticos de grupos antiderechos (autodenominados pro-vida) que comenzaron a cuestionar su participación en Teletón, una fundación que ayuda a niños con discapacidades. La reacción que enfrentó en 2018 daría comienzo a una serie de ataques de estos grupos, marcando una transformación en su carrera. Los ataques tuvieron como inicio la instalación y el uso del hashtag #MenchiNoTeQueremosEnTeletón para difundir mensajes de odio y acusarla de ser hipócrita por defender el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo además de su activismo por los derechos de la niñez y adolescencia, demostrando un accionar por parte de estos grupos anti-derechos basado en prejuicios y una negación de derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En respuesta, Menchi publicó un video aclarando que su rol como periodista es generar espacios para el diálogo y debate en una sociedad desigual y conservadora como la paraguaya.
En una entrevista en el programa especial “Mujeres protagonistas del periodismo y la comunicación en Paraguay” de Algo Anda Mal (AAM), Menchi contó que, a causa de estos ataques, se vio obligada a salir de la red social Twitter porque sentía que le sacaba energía, explicando que una de las causas era el acoso constante que enfrentan las periodistas en las redes sociales. En esta retirada de un espacio de discusión pública como son las redes sociales hoy en día, debido la proliferación de discursos de odio, acoso y otros tipos de violencia, es posible notar una primera consecuencia de los avances de los grupos anti-derechos: la censura y el silenciamiento de voces feministas.
Hay un acoso en las redes sociales cuando uno emite alguna opinión y es lo que hay que trabajar a través de una educación pública, laica y de calidad. Hay cada vez más hostigamiento y tensión, como si se tratara de una guerra donde alguien tiene que morir. Podemos disentir, pero no me insultes ni calumnies solo porque no estás de acuerdo conmigo
Menchi Barriocanal
Ese mismo año, denunció que varias empresas intentaron presionar a Teletón Paraguay para que la removieran como imagen pública de la organización, amenazando con dejar de financiarla si no lo hacían. Aunque en ese momento dichas empresas no lograron que Teletón la excluyera como imagen pública de la organización, se evidencia cómo la proliferación de campañas de desinformación y diversas formas de violencia de género en línea a lo largo de un período significativo de tiempo tiene un impacto en la opinión pública. Lamentablemente, esta situación terminó afectando negativamente en el desempeño laboral de la periodista involucrada.
Violencia digital y desinformacón: una batalla a largo plazo
Estas acciones hacia Menchi no representaron hechos aislados, sino que se convirtieron en parte de un proceso que se fue gestando y se desarrollando a lo largo de un amplio periodo de tiempo, viéndose intensificado en periodos de posicionamiento público de la periodista con respecto a ciertos temas.
En el caso de Menchi, los ataques que comenzaron en el año 2018, tuvieron un pico de intensidad, deviniendo en ataques aún más directos en noviembre de 2022, cuando la periodista fue bombardeada con mensajes ofensivos y violentos derivados de su postura contra la derogación del acuerdo con la Unión Europea para la financiación de comidas escolares, una medida que creía afectaría adversamente a los niños de Paraguay.
Los perpetradores, nuevamente auto-denominados como pro-vida, explotaron el machismo prevaleciente y los sesgos de género arraigados para desacreditarla, presentándola nuevamente como una amenaza para los valores de la sociedad paraguaya declarada como “Pro vida y Pro familia”. Estas acciones, gestadas desde 2018, tuvieron un incremento en frecuencia e intensidad, culminando en el año 2022 con mensajes de odio que incitan a la persecución y violencia contra la periodista.
El principal orquestador de esta campaña de odio hacia Menchi fue Juan Vera, un activista de los derechos del consumidor y evangelista que llegó a publicar el número de teléfono de Menchi, permitiendo que otros la inundaran con mensajes ofensivos, acción conocida como “doxing” o “doxeo”. La campaña de acoso sistemático y amenazas de muerte hacia la periodista resultante tenía como objetivo silenciar su voz y manchar su reputación, poniendo en peligro su capacidad para informar al público, un pilar fundamental de cualquier democracia funcional.
El impacto de las campañas de desinformación hacia Menchi fue severo, tanto personal como profesionalmente. Angustiada emocionalmente, se retiró nuevamente de sus plataformas de redes sociales y se tomó un descanso de la vida pública. Su capacidad para actuar como defensora de causas importantes como UNICEF y Teletón se vio esta vez, a diferencia del 2018, afectada, perdiendo estos espacios de influencia donde su voz había tenido un impacto significativo y dejando de ser la cara pública de tales organizaciones.
En este sentido, toda la violencia sufrida por Menchi y por mujeres periodistas no solo tiene consecuencias personales, sino que también debilita las organizaciones y causas que ellas representan y defienden, desestabilizando su influencia y contribución positiva en estos espacios.
Cabe preguntarse: el impacto de las campañas de desinformación y las distintas violencias en línea… ¿afectan de la misma forma a hombres y mujeres?¿por qué vemos mayores consecuencias cuando las campañas están dirigidas hacia mujeres que demuestran apoyo a comunidades históricamente vulneradas?
Pareciera ser que las campañas de desinformación cobran el rol de “re-ubicarnos” nuevamente en un espacio privado social y estructuralmente asignado a las mujeres, sin posibilidad de ejercer nuestra libertad de expresión de forma pública.
Las campañas de desinformación: un impacto diferencial de acuerdo al género
Desde TEDIC hemos presentado el caso de Menchi ante la relatora de libertad de expresión. La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, expresa que la violencia en línea y las campañas de desinformación direccionadas hacia mujeres periodistas tiene un efecto inhibitorio en el ejercicio de la libertad de expresión y, aunque muchas mujeres periodistas deciden continuar publicando información frente a la violencia, amenazas o acoso, otras recurren a la autocensura, al cierre de sus cuentas digitales o abandonan la profesión.
A juicio del Secretario General de las Naciones Unidas ‘los ataques también pueden tener un efecto disuasorio sobre otras mujeres periodistas. El efecto es la falta de perspectivas y voces femeninas en los medios de comunicación en relación con una amplia gama de cuestiones, lo que tiene consecuencias graves para la libertad y la pluralidad en los medios de comunicación, indica el informe. (2021)
Es evidente que el objetivo principal de la violencia digital sistemática que Menchi viene recibiendo como defensora de los derechos humanos y mujer con una presencia pública es afectar su credibilidad como periodista y alejarla de los espacios públicos que ocupa con el objetivo de silenciarla.
Las campañas de desprestigio y desinformación son una forma actual de violencia digital de género debido a su impacto social diferencial que, generalmente, son orquestadas por facciones conservadoras, que buscan afectar tanto el ejercicio profesional de periodistas, impactando también en su salud mental -generando estrés emocional-, y consiguiendo disminuir sus apariciones públicas, socavando no solo su imagen pública, sino también logrando un silenciamiento de voces.
Estos grupos anti-derechos y anti-democráticos se caracterizan por utilizar la desinformación para incitar miedo en torno a la inclusividad de género, haciendo eco de mensajes de odio que encuentran eco en las redes sociales.
La importancia de la voz pública en un país conservador
Si bien Menchi ganó la causa legal presentada contra Juan Vera, dejando un precedente importante a nivel nacional, la violencia digital ejercida hacia la periodista tuvo el impacto de retirarla de espacios políticos donde su figura representaba una voz que cuestionaba los principales discursos conservadores y anti-derechos de la sociedad paraguaya. Es importante que como activistas por los derechos humanos, consideremos las dos caras de una misma moneda: la lucha feminista puede avanzar, logrando una respuesta judicial ante este tipo de violencia, pero, ¿de qué sirve una respuesta judicial cuando la pérdida se extiende a otros espacios?
En el caso de Menchi, si bien celebramos la sanción hecha por parte del juez Gustavo Enmanuel Villalba quien emitió una orden de protección y auxilio a favor de la periodista, prohibiendo cualquier tipo de violencia, hostigamiento o amedrentamiento hacia ella, presentando esta sanción como un antecedente para contrarrestar la impunidad reinante hacia este tipo de violencias, creo que la misma no es suficiente.
Como feministas y personas que defendemos los derechos humanos, debemos seguir peleando por encontrar respuestas ante la proliferación de campañas de desinformación por parte de grupos anti-derechos, que excedan una búsqueda de resolución exclusivamente punitiva. El cambio debe ser estructural, si no atacamos las bases que permiten la proliferación de las distintas formas de violencia de género en línea, el sistema legal solo seguirá funcionando como un parche para una herida mucho más profunda: la desigualdad persistente en nuestras sociedades. Por esto, es fundamental seguir ocupando y defendiendo aquellos espacios estratégicos que hemos conseguido, no permitiendo dar ningún paso atrás sobre nuestros derechos ya conquistados.
Uno de nuestros desafíos es seguir promoviendo y defendiendo la diversidad de ideas y voces, un reto creciente para los Estados, la sociedad civil y los medios de comunicación en un contexto en que la confianza en la información y las instituciones democráticas está disminuyendo globalmente.
La experiencia de Mercedes «Menchi» Barriocanal envía un mensaje contundente: Nadie debería enfrentarse a la intimidación o la violencia por ejercer su libertad de expresión. La lucha contra la desinformación no se trata solo de proteger a las personas, sino de preservar la esencia misma de nuestras democracias. El camino es largo y la lucha sigue, ante la violencia, MÁS derechos.
1Desde TEDIC venimos trabajando en la identificación de más de 20 tipos de violencia de género en línea desde el 2018, en alianza con otras organizaciones de regionales e internacionales.