1. Introducción
Antes que nada, vale aclarar que la construcción conceptual jurídica occidental judeo-cristiana llama propiedad intelectual (PI) a cosas que van desde el derecho de autor, registro de marca, patente o denominación de origen y otros. Supuestamente todos estos conceptos tienen algo en común para los abogados; para nosotros la PI se ha convertido en un meme del que se benefician un pequeño grupo de grandes empresas o conglomerados.
Según Richard Dawkins un meme es una idea que se introduce en el cerebro humano y …
“Al igual que los genes se propagan en un acervo génico al saltar de un cuerpo a otro mediante los espermatozoides o los óvulos, así los memes se propagan en el acervo de memes al saltar de un cerebro a otro mediante un proceso que, considerado en su sentido más amplio, puede llamarse de imitación”.
Quienes desean sostener el sistema actual de difusión de la cultura, sea por razones de supervivencia o por lucro desmesurado en otros, suelen repetir hasta el hartazgo una serie de ideas que confunden, para intentar convertirlas en realidad.
A continuación, proponemos analizar varias ideas que refuerzan el meme de la “propiedad intelectual” con la intención de desmenuzarlas y falsearlas, ya que …
“Somos construidos como máquinas de genes y educados como máquinas de memes, pero tenemos el poder de rebelarnos contra nuestros creadores. Nosotros, sólo nosotros en la Tierra, podemos rebelarnos contra la tiranía de los replicadores egoístas” (Dawkins).
1. Oxímoron [1]
La figura de la contradicción: ¿Cómo se puede poseer algo inmaterial? Suena un poco extraño como poseer la propiedad sobre una nota musical, sobre un color o una letra. Lo intelectual es pura inmaterialidad, es algo intangible y por lo tanto lo único material en las ideas sería la sangre y otros tejidos que componen el cerebro humano.
Para esclarecer el punto, comencemos por la famosa frase atribuida a George Bernard Shaw [2] —premio Nobel de literatura en 1925— que nos va a guiar en todo el texto, dice lo siguiente:
«Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas,
entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana.Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas,
entonces ambos tendremos dos ideas»
Sin embargo el concepto repetido continuamente y que se ha insertado en el cerebro de la humanidad —el meme— es tratar las cuestiones inmateriales como si fueran materiales: ideas, canciones, zanahorias, guitarras, poemas, autos, genes, pinturas, fotos, aire; todo es similar, todo puede ser robado, comprado y vendido, incluso heredado.
Durante lo que resta del artículo verás desvanecerse esta ridícula concepción de querer equiparar ideas con manzanas.
Lo que sabemos, es que desde un punto de vista físico, de sus cualidades ontológicas, no es posible equiparar los bienes materiales con los inmateriales. Las leyes físicas, económicas e incluso jurídicas que los rigen, son de naturalezas bien diferentes [3].
2. Salario y renta
Una frase muy común con la que suelen batallar las corporaciones, que dicen defender a los autores, es la siguiente: «Derecho de autor, salario del creador». Esta frase oculta mucho más de lo que dice. Primero esconde una diferencia entre trabajo y renta, y por otro maneja un concepto específico de autor que retomaremos más adelante (mito 9).
Entonces, según el diccionario, salario significa «cantidad de dinero que se retribuye a los trabajadores» [4]. Dicho en humano: es lo que te pagan por trabajar, y el trabajo es una actividad intelectual o física en un tiempo determinado. Mientras que la renta es la «Utilidad o beneficio que rinde anualmente algo […]» [5], es decir es una ganancia posterior en el tiempo, sobre algo, material o inmaterial. Entonces, en resumidas cuentas, la renta no implica trabajo mientras que el salario se recibe necesariamente a cambio de trabajo.
Quienes defendemos la libre circulación de bienes inmateriales, no estamos en contra de que la gente reciba salario: por ejemplo, que se le pague a un poeta que lee poesía, que un grupo musical cobre por tocar en un restaurante, que un científico cobre por investigar un determinado virus. Son todas formas de trabajo tal como el barrendero que pasa por la puerta de tu casa o el plomero que viene a destapar tu inodoro.
Por otro lado, el acto mismo de creación intelectual también es un trabajo que debería se remunerado. ¿Debería? ¿Cuánto? ¿Un salario mínimo por cada canción creada? ¿El equivalente al costo de una moto por tomar una foto? ¿Una casa a cambio de un libro escrito? A diferencia de lo que pasa con el “trabajo manual”, con los momentos de creación intelectual existen complejidades que Kenneth Arrow [6] denomina “paradoja del valor”: la dificultad de asignar un valor económico a los bienes intangibles.
Como resultado de lo anterior, se han creado de forma artificial, monopolios artificiales sobre bienes intangibles, tanto en los farmacéuticos, alimenticias, culturales y otras industrias, para “fomentar el proceso creativo”. El resultado en general de estos monopolios es el cerramiento de la cultura y unas cuantiosas ganancias para los intermediarios, dejando al autor en la ruina, o en la necesidad de buscar otras formas de trabajo. Esto aplica para la amplia mayoría de los creadores intelectuales del planeta: científicos, músicos, escritores, poetas, etc..
¿Suena raro o extraño lo que aquí te contamos? No hay nada fantasioso en lo afirmado, no hay teoría de la conspiración: basta que revises unos cuantos artículos y documentales que plantean el problema del desequilibrio e injusticia en la distribución de las rentas en la «industria» de lo intelectual.
Pero lo mejor es que lo compruebes por tu cuenta: pregúntale a cualquier científico, escritor o músico que encuentres cerca: ¿cuánto recibe por la “venta” de sus obras? Lo que encontrarás (en el ejemplo de la industria cultural al menos) es que aproximadamente 90% de la renta va para el intermediario mientras que el 10% para el autor. Y esto no es culpa de Internet: el sistema sufre este desequilibrio desde su génesis [7].
En lugar de «Derecho de autor, salario del creador», la frase se ajusta más a la realidad de esta forma: “Rentas de la creación, robo del intermediario, ruina del autor”.
3. Sin dinero no hay creación
Recientemente (fines de 2016) un importante abogado y músico chileno dijo una curiosa frase que resumen bien la idea que te quieren inyectar:
“Esos derechos de remuneración son gestionados por las entidades de gestión colectiva, que luego distribuyen ese valor […] Es importante que la idea de derecho de autor sea sagrada, porque es relevante que exista protección para que exista contenido, que es lo que todos disfrutamos”
Felipe Schuster [8].
Este mito se responde solo. Basta que te alejes un poco de la pantalla, volver a leer el título, la frase y entender que es falso que “es relevante que exista protección para que exista contenido”.
La humanidad ha creado durante miles de años y lo seguirá haciendo independientemente de que haya o no protección y haya o no remuneración.
De hecho la multiplicidad, complejidad y variedad de creación que existe en el momento actual se puede explicar por la inter-conexión de cerebros humanos y la capacidad de compartir y multiplicar ideas, tonos, conceptos, palabras, etc..
4. Robo de lo intangible
Otras de las ideas o sub-memes que sostienen al gran meme tienen que ver con “el robo”: “Nos roban las canciones”, “Me robaron el diseño de la silla”, “Le robaron el documental a fulano”. De nuevo son expresiones e ideas de gente confundida o que busca confundir y que repiten hasta el cansancio, repitiendo nuevamente el procedimiento de equiparar lo tangible con lo intangible.
El concepto de robo aplicado a bienes inmateriales, es incorrecto ya que los mismos no tienen “problemas de apropiabiliad” (Arrow). Quiere decir que si yo tengo un bien inmaterial, esto no priva a otro de tenerlo también. Recuerda justamente el ejemplo de las manzanas y las ideas: si copio una canción de tu disco, vos también la vas a tener; si repito un poema, no vas a perder el tuyo; si publico tu foto en mi blog, no vas a dejar de tenerla vos.
Entonces este proceso se parece más a lo que Jesús hizo con los panes y los peces, que a lo hace alguien que sustrae una cabra o gallina a su vecino. Imagínate la cara de un policía al que le dices, “vengo a denunciar que fulanito me robó mi poema”.
Otra cosa bien diferente es el plagio: que significa adjudicarte la maternidad [9] de una obra que alguien ha hecho anteriormente. Esto no parece nada agradable y podría penalizarse. De todos modos vale la pena remarcar que la la línea de lo existente y lo original a veces, suele ser difícil de establecer.
Al respecto, Jared Diamond, afirma que:
“Desde la perspectiva de un abogado de patentes, el invento ideal es el que emerge sin precursores, como Atenea brotando totalmente formada de la cabeza de Zeus. En realidad, incluso para los inventos modernos más famosos y en apariencia decisivos, los precursores desechados quedaron escondidos tras la escueta aseveración de que «X inventó Y»”.
Jared Diamond, «Armas, gérmenes y acero»
5. Originalidad
Dicho lo precedente, recordemos que toda creación se basa en un conocimiento anterior: desde los lenguajes que utilizamos para comunicarnos, hasta la música, la investigación científica, y hasta los inventos: la amplia mayoría se han desarrollado a partir de un enorme cúmulo de conocimiento humano, con pequeños grados de originalidad. Tomemos aquí de nuevo un ejemplo citado por Jared Diamond:
«James Watt inventó la máquina de vapor en 1769», supuestamente inspirado por haber observado salir el vapor por el pitorro de una tetera. Ésta maravillosa fábula queda desmentida por la realidad de que Watt concibió la idea de su propia máquina de vapor mientras procedía a reparar un modelo de la máquina de vapor de Newcomen, que éste había inventado 57 años antes y de la que ya se habían fabricado más de cien en Inglaterra para la fecha en que Watt realizara su tarea de reparación. A su vez, la máquina de Newcomen siguió a la que el inglés Thomas Savery había patentado en 1698, que vino después de la diseñada por el francés Denis Papin hacia 1680 (pero que no fue construida). Ésta tuvo precursores en las ideas del científico holandés Christiaan Huygens y otros.
Jared Diamond, «Armas, gérmenes y acero»
En la música por ejemplo, los artistas suelen ser influidos por otros y muchas veces toman partes enteras de melodías, sin explicitarlo. Te recomendamos documentales que lo demuestran claramente: el primero plantea la re-mezcla como nueva forma de producción a la vez que cuenta cómo nuestros grandes ídolos de la música se copian entre sí: “RiP! – A Remix Manifesto” [10]. El segundo es “Todo es un Remix” en el que se explora este concepto a fondo proponiendo muchísimos ejemplos con los que te quedarás de boca abierta [11].
Las canciones populares y los conocimientos ancestrales son excelentes ejemplos de cultura compartida que suelen utilizarse y re-interpretarse sin límites. En algunos casos se llega al extremo de intentar apropiarse de los mismos bajo alguna de las formas de la “propiedad intelectual”.
6. Herencia de lo inmaterial
Los defensores del status-quo afirman “Los derechos de autor son una propiedad y como tal se heredan”.
Los bienes intangibles como ya mencionamos, no pueden considerarse un bien económico, ya que carecen de varias de su características: no tienen problemas de apropiación, es muy complejo definir su valor, su proceso de “invención” no se puede prever desde sus insumos, y una vez que se produce no tiene sentido volver a invertir en su producción. Todas estas características de hacen más drásticas con la generalización de la llamada “sociedad en red”.
Intentar extender un monopolio sobre un bien intangible de forma ficticia el tiempo suficiente como para que sea “heredado” por hijos y hasta nietos, presenta unos cuantos problemas y de diversa índole. Ha provocado casos absurdos como el hecho de que durante muchos años Warner recibiera regalías por la canción “Happy birthday” o que la canción «La internacional» (su música) recién entrara en dominio público en España en 2014.
Toda esta locura de la extensión viene impulsada desde los conglomerados transnacionales con sede en Hollywood, a través de la denominada “Ley Mickey Mouse” [12], por la que el derecho de autor en EEUU se extiende cada vez más coincidentemente con el vencimiento de los derechos de Disney sobre su famoso personaje. A través de diversos acuerdos económicos y legales, vía FMI o bilaterales como TLCs y otros, esto se va extendiendo a otros países.
Según Lessig,
El efecto de estos cambios en la duración media del copyright es drástico. En 1973 más del 85% de los dueños de copyright no llegaban a renovarlo. Eso significaba que el plazo medio de copyright en 1973 era solamente 32.2 años [en EEUU]. Debido a la eliminación del requisito de renovación, el plazo medio de copyright hoy en día es el plazo máximo. En treinta años, por lo tanto, el plazo medio se ha triplicado, de 32.2 años a 95 años” (p. 150).
Lessig, «Por una cultura libre», 2005
Hay más ejemplos ridículos que surgen del actual régimen del derecho de autor o patentes. Con la aparición de Internet y su alcance global, comienzan a haber problemas de jurisdicción: contenidos que solamente pueden reproducirse en ciertos países, justamente en función de esta cuestión territorial del derecho de autor y sus ridículas restricciones:
El video que no se puede ver, justamente da pie para otro de los tristes casos del cercamiento de la cultura y el conocimiento. El caso de Aaron Swartz [13] un joven activista por la cultura libre, quien fuera acosado hasta el suicidio como resultado de la publicación «ilegal» de miles de «papers científicos». Si tienes suerte podrás ver un documental sobre su vida aquí.
En el ámbito de las patentes, son numerosos los casos de bloqueos o imposibilidad de avanzar en investigaciones debido a las restricciones que imponen las legislaciones. Por ejemplo, investigar sobre determinadas enfermedades o patologías, se puede ver profundamente dificultado por las patentes sobre genes humanos [14].
Dicho lo anterior, y en un contexto en que muchas sociedades, particularmente las periféricas, atraviesan altísimas desigualdades, da un poco de vergüenza que en pleno Siglo XXI, personas que se autodenominan “progresistas” o “liberales”, sigan defendiendo el derecho a herencia que socava cualquier concepto de igualdad de oportunidades. Y particularmente que lo hagan en este ámbito de lo inmaterial.
7. Demonización de la Tecnología
Otra repetición que está de moda, es la idea de que la tecnología, y en este caso Internet y las nuevas formas de compartir, «matan el trabajo creativo y perjudican a los autores».
Si hacemos un análisis histórico, es claro que muchos avances tecnológicos han impactado en los modos de producción de nuestras sociedades. Un ejemplo de ello es tractor y todas las máquinas desarrolladas en las últimas décadas que han ido sustituyendo el trabajo humano. A pesar de ello, no hay organizaciones de que propongan volver a los bueyes y a la época donde todo trabajo era manual. El problema no es si trabajamos más o menos como seres humanos, sino en todo caso cómo se distribuye el trabajo, el salario, el capital y las rentas asociadas.
En el caso de la producción cultural, ya cuando se inventó la radio, o el fonógrafo, estaban quienes pronosticaban la muerte de la cultura a mano de estas nuevas tecnologías. Luego vino el casete, el CD y el DVD y los apocalípticos vieron decrecer sus ventas y el suculento negocio de la Industria Cultural. Más recientemente, están apuntando a Internet y las nuevas tecnologías como chivos expiatorios de la decadencia de su modelo.
Lo que no pueden visualizar, es que la humanidad como nunca, está compartiendo su conocimiento, su arte y su cultura en general: ahora hay muchos más “productores” de contenido, hay más gente experimentando e investigando, hay mayor diversidad y aún falta mucho más por conectar. Ahora hay prosumidores (lo veremos en seguida).
Lo que ha cambiado es la forma de producir y de distribuir lo que la humanidad genera como bienes culturales y del conocimiento y por lo tanto deberán explorarse nuevas formas de remuneración para las y los creadores.
Un posible enfoque, diferente al demonizador, sería uno que piense a partir de experiencias pasadas, previas a la intervención de las tecnologías de fijación y distribución. Estas tecnologías permitieron la reproducción y la creación de una “Industria Cultural” masiva, pero provocaron la existencia de una élite profesional que se enriquecieran de forma ilimitada (los famosos) y sobre todo que un muy pequeño número de empresas muy poderosas controlar las diferentes industrias [15].
La tecnología de reproducción permitió durante cierto tiempo la distribución de la cultura y le fue funcional al negocio, mientras que ahora los términos han cambiado y no resulta tan beneficioso las grandes empresas tradicionales.
Entonces podríamos preguntarnos ¿cómo hacían las y los autores antes de poder fijar y reproducir sus obras? ¿Acaso trabajaban interpretando en vivo sus obras y recibían remuneración por ello? ¿Ahorraban a partir de otro trabajo para producir cierta obra? ¿Recibían apoyo económico de mecenas?
Lo que los diversos actores deben hacer es adaptarse a la tecnología, en vez de solicitar la intervención desproporcionada del poder y de las leyes que va cercando cada vez más a la cultura y el conocimiento. Algunas empresas ya lo han entendido y están generando nuevos mecanismos; solo nos queda investigar si los términos de distribución cambiarán o seguirán igualmente desiguales.
8. Fomento a la innovación
Otro de los mitos más es que las barreras al acceso fomentan la innovación, ya que permitirían a investigadores y artistas explotar durante un tiempo suficiente su “trabajo” para permitirles así seguir creando.
En el caso de las patentes, son 20 años de “protección”, o 20 años de privatización del conocimiento, según como se le vea. En el caso de una vacuna, podrían verse como 20 años de muertes de miles de pobres. ¿Sería importante reducir ese lapso? ¿Sería necesario establecer límites, tal como se planteó en el ejemplo de los genes humanos? ¿Hay barreras éticas y políticas que podrían estar por encima de esta legislación?
Si pasamos a las obras de derecho de autor, la “protección” varía de entre 50 a 90 años después de la muerte del autor (dependiendo del país). Este último resulta a las claras excesivo, sobre todo si tenemos en cuenta que el escenario es que el autor ya falleció.
Lo que ha pasado con el tiempo, es que muchísimas obras caen en el olvido y a veces se vuelve muy difícil su recuperación: los libros no se vuelven a editar, las canciones se olvidan, las películas grabadas sobre acetato se pudren y otros inventos suceden a los anteriores sin que se les saque el provecho necesario.
Por suerte no todo es tan oscuro y hay proyectos emblemáticos que buscan recuperar la cultura, evitar que las obras caigan en el olvido, pero operan cuando las obras entran en Dominio Público, es decir cuando “vence” el derecho de autor. Alguno de estos proyectos son archive.org, wikipedia o autores.uy (este proyecto uruguayo tiene una base de más de 10.000 autores de los cuales solo el 15% es accesible porque son los que están en el Dominio Público).
La diversidad, la apertura, la confrontación de ideas, la refutación, el examen continuo es lo que favorece la innovación: por lo tanto, una cultura de lo abierto y del Dominio Público se vuelven necesarios para garantizar la innovación, tal como funcionó la ciencia durante gran parte del Siglo XX.
9. El “autor profesional”
Otra de las ideas que se repiten es la de que el único autor es el “autor profesional”. Si bien existen autores que trabajan y viven de presentar sus creaciones intelectuales, vemos que hay una tendencia muy marcada de ciertos grupos en la sociedad en intentar adjudicarse la exclusividad y la posibilidad de ser considerado un autor.
Sin embargo, también hay enfoques que manejan el concepto de prosumidor:
La palabra prosumidor –en inglés, prosumer–, es un acrónimo que procede de la fusión de dos palabras: «producer» (productor) y «consumer» (consumidor). El concepto «prosumidor» fue anticipado por Marshall McLuhan y Barrington Nevitt, quienes en el libro Take Today (1972), afirmaron que la tecnología electrónica permitiría al consumidor asumir simultáneamente los roles de productor y consumidor de contenidos [16].
Si analizas el fenómeno YouTube y los millones de prosumidores que existen y la cantidad de reproducciones que tienen ciertas obras, verás la magnitud del fenómeno, que se aparta un poco de la figura del autor profesional-individualñ. Y esto se profundiza mucho más si abres aún tu mirada al resto de Internet. Es decir la idea de la invención individual y aislada queda cada vez más diluida: somos parte de un gran cerebro humano interconectado que produce y reproduce, desde la copia y pequeños grados de innovación y peculiaridad.
Algo que sí se ha fortalecido con la vieja idea del productor origian es una forma peculiar de exisitmo: hay personas “iluminadas” que que podrán vivir con esfuerzos puntuales de creación y aprovechar sus regalías por resto de la vida (y la de sus hijos). Esto queda bien plasmado por la banda de pop latino Bacilos:
“Yo solo quiero pegar en la radio
Para ganar mi primer millón
Para comprarte una casa grande
En donde quepa tu corazón”
Por cierto vale la pena también poner sobre el tapete lo siguiente: para salir en la radio hay que pagar. Nos guste o no nos guste, en este negocio, no siempre se benefician los mejores, sino los que mejor pagan. Los contratos con las empresas discográficas incluyen cláusulas de porcentajes de ganancias y tiempo de reproducción en radios. Es evidente que este es un sistema bastante cerrado, clasista y de difícil acceso, donde unos pocos, logran vivir de las “migajas” que las discográficas y otras empresas les permiten a través de sus contratos. Por suerte, está herido de muerte.
Por suerte Internet ha permitido abrir el espectro a nuevos creadores y creadores, a les prosumidores que ahora cuentan con muchísimas herramientas tecnológicas para crear y consumir, para dar y recibir, para comunicarse.
10. Teoría de la conspiración
Por último, los más trasnochados de los apocalípticos desarrollan la existencia de una “teoría de la conspiración contra los autores”.
Hace algunos meses estuvo circulando una carta apócrifa, en la que se afirmaba que “Creative Commons es una invención de Google para perjudicar a los autores”, que es una cuestión de “imperialismo”.
Sabemos que los imperialistas son justamente quienes defienden la extensión de las restricciones, que vienen camufladas dentro de los Tratados de Libre Comercio o de otros acuerdos como el TISA. Detrás de la Ley Mickey y la extensión “para siempre” de las restricciones están la MPAA, y otros grupos de poder que han visto decaer su negocio. Sobre todo esto hay mucha documentación y unas cuantas investigaciones científicas.
Las teorías de la conspiración siempre son temibles, son unos memes maniqueístas que ponen todo en un tercero omnipotente. Que a Google le interese la difusión de la cultura y el conocimiento no es novedad ya que lucran con ello, pero eso no implica que mueva con hilos de titiriteros a miles de artistas, abogados y activistas a lo largo y ancho del planeta que defienden el derecho a la cultura y la cultura libre. Hay que abandonar el pensamiento unidimensional.
Para terminar, te dejamos una reflexión final de César Rendueles, que afirma lo siguiente:
“El copyright es un terreno de lucha política, sin duda, pero de ningún modo proporciona una solución automática a los dilemas prácticos heredados. Más bien los reproduce en un terreno, las redes de comunicaciones, donde una mezcla de utopismo y fetichismo tiende a invisibilizarlos” [17].
Notas:
[1]. Un oxímoron es una figura retórica que consiste en dos conceptos contradictorios en la misma expresión.
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/George_Bernard_Shaw
[3] Si querés ampliar tu conocimiento en tema, podés seguir leyendo aquí: http://www.vialibre.org.ar/mabi/index.htm
[4] Diccionario de la Relal Academia Española: https://dle.rae.es
[5] Ídem anterior
[6] Kenneth Arrow: Premio Nobel de Economía 1972. Puedes leer su “paper” en inglés en el que desarrolla la “paradoja de la información”: https://www.nber.org/chapters/c2144.pdf
[7] Video explicativo de la historia del “Copyright”: Copy-Me. (2014). Early Copyright History. Recuperado a partir de https://www.youtube.com/watch?v=H_aOHpn_vqQ&index=8&list=PLD85DF76AB31185AC
[8] Sodio. (s. f.). AGADU | Charla de Felipe Schuster en AGADU sobre derecho de autor y entorno digital. Recuperado 23 de diciembre de 2016, a partir de http://www.agadu.com.uy/novedad.php?id=1531
[9] El nombre «verdadero», por cuestiones que no cabe mencionar aquí es “paternidad de la obra”, pero preferimos usar “maternidad”
[10] CrudoCrudo. (2012). RiP! – A Remix Manifesto (subtítulos en español) HD. Recuperado a partir de https://www.youtube.com/watch?v=Q-I5m3Sl_Gk
[11] Oz Funkenstein. (2012). Todo es un Remix / Everythyng is a Remix (Subtitulado al español) [HD]. Recuperado a partir de https://www.youtube.com/watch?v=O7-DlOaCsjU
[12] Artículo de Wikipedia sobre Ley Mickey Mouse: https://es.wikipedia.org/wiki/Copyright_Term_Extension_Act
[13] Caso Aaron Swartz: https://es.wikipedia.org/wiki/Aaron_Swartz También hay una película sobre su caso llamada: “The Internet’s Own Boy: The Story of Aaron Swartz” (No disponible en YouTube por problemas de DA, accedido en Junio de 2016)
Caso de la muerte dudosa del fundador de GrooveShark: Kumparak, G. (s. f.). Grooveshark Co-Founder Josh Greenberg Found Dead At 28. Recuperado a partir de http://social.techcrunch.com/2015/07/20/grooveshark-co-founder-josh-greenberg-found-dead-at-28/
[14] El siguiente video explica de una forma dramática y a la vez muy clara, la lucha contra las patentes de genes humanos: TEDx Talks. (2015). Are human genes patentable? | Tania Simoncelli | TEDxAmoskeagMillyard. Recuperado a partir de https://www.youtube.com/watch?v=f-RWTyY2Y_M
[15] Ver por ejemplo el documental de Pamela Rodriguez. (2011). The Corporation – La Corporacion (español – spanish). Recuperado a partir de https://www.youtube.com/watch?v=Bkr-paaAYJ8
[16] Carmona, J. O. I. (2008). El prosumidor. El actor comunicativo de la sociedad de la ubicuidad. Palabra clave, 11(1). Recuperado a partir de http://palabraclave.unisabana.edu.co/index.php/palabraclave/article/viewArticle/1413
[17] Rendueles, C. (2013). Sociofobia: el cambio político en la era de la utopía digital. Madrid: Capitán Swing.
Brillante y práctico material, leído en el 2021, pareciera una predicción lo referente a la patente de la vacuna, atendiendo la actualidad del Covid. Gracias por esbozar la posición, con un punto de vista diferente a la clásica imposición legal enseñada.