Asunción en el mapa ¿o no?
¿Qué tan importante es figurar o no en un mapa? ¿De qué manera estas representaciones de nuestra ciudad tienen consecuencias directas sobre cómo nos movilizamos o percibimos el espacio público?
La geografía y la cartografía han sido fuente inagotable de demostración de poder de manera histórica, vale recordar, como un ejemplo ingenuo, que la proyección más conocida del mundo (Mercator) hace énfasis expansiva en territorios como Europa y los más cercanos a los polos, mientras que continentes como África, y los territorios más cercanos al trópico, quedan minimizados. Esto puede ser una lectura del espacio desde el poder atribuido al norte global y a la manifestación grandilocuente de Europa. Esta premisa abre el espectro a problematizar los mapas como artefactos de representación histórica, política y cultural, no representaciones objetivas.
Hoy en día no hace falta ser cartografx para mapear; a través de proyectos colaborativos de Información Geográfica Voluntaria (VGI por sus siglas en inglés), como OpenStreetMap, las personas pueden representar y recorrer el espacio a través de su propio conocimiento, mediar los territorios creados desde sus propias experiencias con la facilidad de contar con un dispositivo con GPS y una aplicación móvil, o un computador. Así, nuestra experiencia desde la cartografía se puede unir directamente con nuestra experiencia personal dentro del cómo nos movemos en el espacio y cómo utilizamos las nuevas tecnologías que tenemos a mano.
¿Qué es OpenStreetMap y cómo se come?
Openstreetmap (OSM) es una plataforma en línea colaborativa para la generación y visualización de datos espaciales abiertos y libres. Es casi como la ‘Wikipedia de los mapas’ – esto es pensado desde la lógica participativa y de edición colectiva que representa el proyecto -, en el sentido que basta con tener acceso a un celular o una computadora y las ganas de generar información para esta gran base de datos geográficos. Técnicamente, OSM es una base de datos con diferentes categorías y atributos (o etiquetas) que permiten clasificar la información que se carga en la plataforma que luego se visualiza en forma de un mapa. Entonces, lo que el usuario final puede ver, es una representación de estos datos ya clasificados y georeferenciados.
Los datos que se cargan en la base de OpenStreetMap cuentan con licencia abierta con atribución. ¿Qué significa esto? Significa que cualquier persona puede acceder y reutilizar estos datos en tanto le atribuyan su origen a OSM y la comunidad que los creó. Esto no sólo fomenta la producción libre de información, sino que también habilita la distribución y reproducción del mismo bajo la consigna de la cultura libre e irrestricta.
¿Dónde está el banco más cercano? ¿La escuela? ¿Por dónde puedo ir para llegar de un punto A a un punto B?
Este tipo de preguntas son las más básicas que nos realizamos cuando necesitamos movilizarnos en espacios no habituales, poco conocidos, y también en espacios conocidos, pero que dentro del despiste cotidiano no registramos. OpenStreetMap es una apuesta que aporta respondernos esto a través del una vasta producción de datos recopilados de forma colectiva. Y es a partir de este tipo de plataformas que la navegación en el espacio a través de herramientas tecnológicas nos permiten no sólo ser testigos y consumidores de las representaciones dadas del espacio, sino que también podemos compartir y ser parte de la creación del mismo.
La capacidad de acceso a las nuevas tecnologías, por ejemplo, a través de dispositivos móviles, modifica los límites entre esa realidad tangible y la realidad digital, como podría verse con los sistemas de realidad aumentada o la locative media, que posibilita nuevas cartografías construidas colectivamente, nuevas mediaciones en que los conocimientos y experiencias encuentran otros espacios y escenarios de circulación y la capacidad de crear nuevas redes sociales de interacción y de interpretación. Rocío Rueda hace énfasis en la nueva capacidad de reterritorialización que se genera desde experiencias de intercambio de saberes a través de prácticas ‘espacializadoras’ como son las nuevas tecnologías de localización y así llegar a un «renacimiento de la experiencia singular y sensible de las personas con los lugares y sus historias» (Rueda, 2008). Así pues desde las nuevas tecnologías se pueden construir y compartir nuevos relatos, es posible encontrar una manera de producir una nueva narrativa colectiva y creativa, y es la ‘digitalización de las interacciones sociales’ compartidas.
En Paraguay, la comunidad de OpenStreetMap, que genera, mejora y comparte muchos de los datos cargados es el mapa, cuenta con una gran cantidad de usuarixs y colaboradorxs, desde estudiantes de arquitectura como el proyecto de FADA-CIDI para mapear puntos específicos del país, hasta maperxs solitarixs que desde sus casas y apoyados por imagería satelital producen datos que aportan a robustecer e incrementar los datos geográficos para Paraguay.
José González, de la comunidad de OSM Paraguay, comenta que “los datos es el nuevo petroleo y con esos datos se pueden hacerse muchas cosas. No solo beneficiar a la ciudadanía con mapas completos, si no, poder analizar esos datos y sacar conclusiones. Países como Paraguay que no son tan atractivos para empresas Internacionales, dificulta bastante tener mapas detallados, especialmente en ciudades más desconocidas que no sea la capital (Asunción).”
Existen muchas formas de mapear y representar el territorio, las ciudades, pueblos, y barrios. El uso de la cartografía como consumo cultural y social es amplio y da cuenta de una multiplicidad de posibilidades de leer el entorno. Existen mapas temáticos donde podemos encontrar los árboles frutales públicos más cercanos, también las calles que cuentan con nombres de mujeres en diferentes ciudades, hasta mapas que aportan datos concretos para, por ejemplo, apoyar a la respuesta humanitaria frente a desastres o crisis como los creados por el Humanitarian OpenStreetMap Team. O también formas de recorridos visuales realizados desde prácticas de fotomapeo con plataformas como Mapillary y OpenStreetCam que producen cartografías a partir de fotografías georeferenciadas cargadas a partir – también – del apoyo de las comunidades maperas.
En conclusión, las tecnologías y los mapas aportan no sólo a nuestra movilidad cotidiana, sino que también aportan muchísimo conocimiento compartido y sentidos del espacio que pueden ser co-creados, editados y mejorados para que nuestro transitar sea más amigable, para que nuestra relación con nuestro entorno pueda ser releído de forma comunitaria y participativa que nos permita dejar de ser espectadores y empezar a disputar nuestras trayectorias.
* Para referencias sobre el proyecto de OpenStreetMap en Paraguay, pueden acceder al grupo de Telegram: https://t.me/osm_py
Te invitamos también a que leas nuestra publicación sobre Mapillary, la cual podés encontrar acá.
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